Eso se ve particularmente en la situación de los centros de salud, que ya de por sí operaban con muchas limitaciones de antes.
Muchos de ellos resultaron dañados en los últimos bombardeos y, según personal sanitario en la zona, la falta de insumos sanitarios es acuciante.
Para conocer la situación del sistema de salud palestino, Juan París, un médico psiquiatra venezolano de Médicos Sin Fronteras (MSF) que trabaja desde agosto de 2020 en Cisjordania y la Franja de Gaza, ahora mismo se encuentra en Jerusalén, donde la organización tiene el centro neurálgico de coordinación, cuenta sobre la situacion que se esta viviendo.
¿Cuál es la situación sanitaria en Gaza ahora mismo?
Es bastante preocupante, porque como habrán visto en los reportes en las noticias hay estructuras sanitarias que han sido afectadas por los bombardeos, incluida una clínica de Médicos sin Fronteras.
El acceso a muchos de esos centros sanitarios también está afectado.
De base, la estructura sanitaria funciona bastante al límite, funciona con una necesidad de recursos externos constante, y de que el bloqueo que Gaza sufre no impida la entrada y salida de flujos que Gaza necesita, tanto en temas de personal como de recursos e insumos sanitarios básicos. Y esto es en el día a día.
Tras 10 días de bloqueo absoluto, ahora mismo la situación de insumos está a punto de colapsar. Hay una ruptura en la cadena de suministros, de insumos básicos. Hay un riesgo muy importante de ruptura de derivados hemáticos, de sangre para hacer transfusiones y atender a los heridos.
Y también está la dificultad para que entre personal de recambio y personal especializado.
¿Cuánto se puede resistir con los recursos?
Si ya de por sí, con la situación de bloqueo es difícil mantener los recursos que son necesarios, ahora mismo se está al límite.
MSF ha estado donando parte del stock que tiene, pero que también está en riesgo de ruptura y no podemos tampoco realizar nuestras actividades habituales.
Si no podemos meter recambios, no podremos responder a la emergencia ni podremos seguir con nuestra actividad habitual.
Es cuestión de días, es cuestión de horas.
Llevamos dos o tres días en los cuales hemos estado aguantando la respiración por el tema de los derivados sanguíneos para las transfusiones.
El reporte que tenemos de Gaza es que la cantidad disponible de reservas es mínima.
Y que lleguen estos materiales también depende de que haya flujo de combustible, y de electricidad constante.
Gaza está ahora mismo sobre mínimos de combustible y están racionando de manera importante la electricidad y concentrándola sobre todo en centros sanitarios.
Pero en el momento en que se quiebre, además de todos los efectos sobre la población que va a tener, desde refrigeración de alimentación a refrigeración de derivados sanguíneos, todo esto colapsará.
¿Qué ocurrió en el bombardeo que afectó a una de sus clínicas?
Está en el medio de la ciudad de Gaza, y no fuimos nosotros directamente el blanco del bombardeo, era un edificio adyacente que fue destruido y en el cual murió una cantidad importantísima de gente, fue uno de los ataques más letales, con más de 40 muertos, en el cuál además murieron dos médicos.
Fue algo horroroso. Una de las bombas dirigidas a ese edificio cayó justo en frente de nuestra clínica, afectando varias salas. Por suerte nadie de nuestro equipo estaba en ese momento en la clínica, excepto el compañero de seguridad, que vivió todo el bombardeo y sobrevivió.
¿Qué te dicen tus compañeros desde Gaza?
Ha sido un mes muy complicado y unos 10 días terribles. Cada noche de bombardeo es equivalente o peor a la guerra de 2014. Están impresionados, aterrorizados.
La gente nos pregunta si los que están en Gaza ya están acostumbrados a eso y no. Están desbordados.
Trabajas en el área de la salud mental. ¿Cómo se aborda una situación cómo esta desde esa perspectiva?
Durante la situación de bombardeos, a lo que se presta menos atención directa es a la salud mental, porque lamentablemente las repercusiones se ven más tarde.
El primer objetivo es la seguridad, que la gente sobreviva.
Es una población traumatizada, en donde se habla del bombardeo de cada día, de cada una de las bombas, pero cada bomba que cae no solo es la bomba de hoy, es la que cae más las de las otras guerras, más lo que significa cuando se acaben: una sociedad herida, estructuras de soporte destrozadas, escasez de recursos básicos para poder sobrellevar el día a día. Falta de todo tipo de recursos en general
Entonces las repercusiones son claras: un porcentaje altísimo de la población de Gaza, que en su mayoría son jóvenes, tiene sintomatología equiparable al trastorno de estrés postraumático, por no hablar de trastornos ansiosos, de depresiones.
El número de suicidios es elevadísimo. El año pasado el suicidio, que es algo que se reporta poco porque tiene mucho estigma, igual se conocía que se suicidaba un joven en Gaza por semana. Entre un 20-30% de los jóvenes tienen ideas suicidas.
Es una nueva generación que está expuesta a la guerra, se desarrolla en contexto de guerra y con padres traumatizados, en sociedades traumatizadas…
Es un no parar, es un ciclo vicioso del cual es bastante difícil salir.
Además, hay una infraestructura totalmente dañada, que llevará mucho tiempo reconstruir
Claro. Gaza no va a tener ya procesamiento de aguas negras y de residuos. Nuestros compañeros nos dicen que fuera de sus casas se empiezan a acumular aguas de desechos.
Esto abre la posibilidad de epidemias, de enfermedades transmisibles que francamente son fácilmente evitables y, por supuesto, el tema del covid.
Hay 50.000 personas ya desplazadas internamente intentando buscar seguridad en Gaza, se están desplazando a las escuelas gestionadas por la ONU que en teoría se sienten como más seguras pero las evidencias respecto a nuestra clínica, al edificio de Al Jazeera, etc. muestran que ningún sitio es seguro.
Pero se están acumulando en distintas zonas de Gaza miles de desplazados internos aumenta el riesgo de transmisión de covid, cuando Gaza se encontraba en medio de una segunda ola, y con las unidades de cuidados intensivos considerablemente ocupadas por pacientes covid.
Ya se nos está solicitando por parte de la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente) apoyo en medidas de prevención de infección y transmisión de infecciones. La covid es de nuevo un foco incluso en medio del bombardeo.
Es crisis, sobre crisis, sobre crisis. Quitas los bombardeos, es covid, quitas covid y Gaza está en un bloqueo y una ocupación de décadas.
¿Qué le piden a la comunidad internacional?
A la comunidad internacional no se le puede pedir ahora mismo más que atención a la situación, tanto a la emergencia como a lo que sucede después de que caen las bombas, que cese y que se abra un corredor humanitario ya.
Cada día que pasa que Gaza no tiene acceso a recursos básicos, todas las estructuras de soporte para que la gente pueda hacer su vida quedan más cerca del colapso cuando están funcionando en una situación bastante límitada ya de antes. La ayuda humanitaria a Gaza es de maxima urgencia en estos momentos, y el mundo debe despertar.