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La película muestra las aventuras de Sonic en la Tierra, al lado de Tom Wachowski (James Marsden), su nuevo mejor amigo. Entre los dos tendrán que intentar detener al malvado Dr. Robotnik (Jim Carrey), que quiere capturar a Sonic para usar sus inmensos poderes y así conquistar al mundo.
En la industria del videojuego hay pocas verdades absolutas. Poquísimas. Una de ellas es que a Sonic le sientan mejor los píxeles que las tres dimensiones, pero hay excepciones muy notables que justifican cualquier experimento pasado, presente o futuro por parte de SEGA. Lo que no me esperaba es que la última de estas excepciones fuese su versión cinematográfica.
Partamos de una premisa: Sonic, la película es un filme pensado para todos los públicos. Para cualquier fan del erizo supersónico que haya disfrutado de sus aventuras a través de los diferentes medios en los que se le ha dado vida. A lo largo de los 99 minutos que dura su metraje aparecen demasiados homenajes y guiños por la pantalla (la mayoría a velocidad supersónica) como para que pasen inadvertidos.
Pero también una libre adaptación del personaje de SEGA en la que ese fascinante magnetismo con el que lo conocimos queda perfectamente plasmado en un medio en el que (hasta ahora) los videojuegos no han contado con mucha suerte. La clave para conseguirlo: Sonic, la película transporta a la audiencia a un terreno desconocido desde el minuto uno. ¿Un nuevo “sonicverso”? Más bien un conveniente lienzo en blanco.
Un nuevo Sonic, sí, pero la película de Jeff Fowler también se acuerda de aquellos que se criaron con la Mega Drive enchufada a una tele, lo descubrieron cuando ya tenía las piernas alargadas y los ojos verdes o quedaron fascinados con él a través de uno de uno los (¿cientos?) de recopilatorios publicados por SEGA. Pero también para los pequeños que, como millones de niños en los 90, se quedaban embobados viendo al destello azulado gastando suela, con o sin el mando de una consola en la mano.
A fin de cuentas, y pese a que no se puede medir su popularidad con la de Mario a estas alturas de la partida, el abanderado de SEGA tiene una prolífica carrera más allá de los videojuegos, lo cual incluye hasta cinco adaptaciones animadas, tres líneas de cómics y -cómo no- y toneladas de merchandising. Visto así, cuesta pensar cómo se ha tardado tanto en dar el salto a la gran pantalla.
Sonic, la película toma prestados elementos de todas las adaptaciones del héroe de zapatillas coloradas, y el más arriesgado viene de la premisa de Sonic X: llevar al erizo supersónico al mundo real. O, al menos, a un mundo muy parecido al que nosotros conocemos. Lo cual implica, por otro lado, que este nuevo Sonic no procede de la Tierra.
La supervelocidad del carismático erizo antropomórfico es de nacimiento, un don que por otro lado le convierte en el objetivo de una misteriosa tribu en su planeta de origen. De modo que, siendo todavía un niño, escapa entre dimensiones desplegando un portal con la forma de un anillo dorado, encontrando su hogar durante los siguientes años en un pequeño pueblecito de Montana llamado Green Hills.
Como en el videojuego, el Sonic cinematográfico es terriblemente hiperactivo. Necesita estar constantemente haciendo cosas, descubriendo aquello que lo rodea, descargando su efusividad jugando con todo lo que tiene a mano y disfrutando a su modo, con la curiosidad de un chiquillo, del mundo que lo acoge.
Ahora bien, hay un personaje capaz de rivalizar en pantalla con Sonic en todos los sentidos posibles: Jim Carrey se desata que da gusto y retoma su matiz más cómico a la hora de dar vida a un Robotnik que en momentos parece más un dibujo animado que un actor. No son solo sus gestos exagerados, que también, sino la manera de construir un personaje que, por cierto, le queda como un guante.
Es más, las muecas y los gestos que encandilaron a generaciones enteras en Ace Ventura, La Máscara o Mentiroso Compulsivo están ahí, demostrando que el humorista canadiense sabe transmitir sensaciones universales a los pequeños y los mayores que les acompañan, sobre todo para aquellos que hace un par de décadas celebraban entre risas los papeles que le catapultaron en la Meca del Cine.
Regalándonos, en el proceso, una de sus actuaciones más inspiradas de los últimos tiempos.
Carrey borda tanto el papel de Robotnik que no solo resulta complicado imaginar la película sin él, sino que -sin robar todo protagonismo a Sonic- consigue darle la réplica perfecta al protagonista hasta en aquellos momentos en los que ambos no coinciden, elevando los tramos más reposados del metraje y llevando de la mano a la audiencia a ese estado desenfadado necesario para disfrutar de la propia película de principio a fin.
A diferencia de otras adaptaciones en la gran pantalla, Sonic, la película no reposa su peso en la nostalgia ni en la popularidad de un personaje que retiene su magnetismo pese a su irregular trayectoria actual en consolas y PCs. En lugar de eso, se apuesta por dar a los fans una celebración de un icono vivo de los videojuegos.
De la taquilla dependerá que haya una secuela, aunque los ingredientes para darle forma ya están en pantalla. Sin embargo, el objetivo principal del filme se ha conseguido y con nota: extender durante una generación más el legado del erizo más rápido de los videojuegos y, a la vez, recordar a quienes en su día atravesaban loopings a velocidades supersónicas todo aquello que hace Sonic tan especial.
Créditos y reparto:
Actores: Jim Carrey,James Marsden,Luisito Comunica
Director: Jeff Fowler
Año: 2020