Víctor Lidio Jara Martínez (1932–1973), conocido como Víctor Jara fue un músico, cantautor, profesor, escritor, y director de teatro chileno.
La figura de Víctor Jara es un referente internacional de la canción protesta, aunque él nunca se sintió del todo identificado con esa definición. Fue uno de los más emblemáticos del movimiento músico-social llamado «Nueva canción chilena», y uno de los pilares en la música latinoamericana.
Tras el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre 1973, Jara fue detenido por las Fuerzas Armadas de la dictadura militar recién establecida, debido a su militancia en el Partido Comunista de Chile. Fue torturado y asesinado en el antiguo Estadio Chile, que con el retorno de la democracia fue renombrado «Estadio Víctor Jara».
Biografía
Víctor Jara nació el 28 de septiembre de 1932. Su lugar de nacimiento es controvertido.1 Algunas fuentes señalan que nació en el pueblo de San Ignacio, que formaba parte del entonces departamento de Bulnes.23 Otras fuentes señalan el pueblo de Quiriquina, uno de los cuatro pueblos de la comuna de San Ignacio. En cualquier caso, habría nacido dentro de la provincia de Ñuble. Luego, de pequeño, se habría trasladado con su familia a Lonquén.45
Al respecto, existe la grabación de una entrevista que dio el cantautor en Moscú en 1970:
Nació en el seno de una familia de padres campesinos, caracterizada por un arraigado folclore. Su padre, Manuel Jara, se dedicaba a las tareas del campo, y su madre, Amanda Martínez, originaria del sur de Chile, además de dedicarse a las labores domésticas, tocaba la guitarra y cantaba. Víctor tenía cuatro hermanos: María, Georgina (Coca), Eduardo (Lalo) y Roberto.
Por causa de las necesidades familiares, Víctor se vio obligado desde niño a ayudar a la familia en los trabajos del campo. Influenciado por su madre, tomó también contacto a temprana edad con la música, además de asistir al colegio.
Comienzos artísticos
Después de cumplir el servicio militar, ingresó en el coro de la Universidad de Chile, participando en el montaje de Carmina burana, comenzando así su trabajo de investigación y recopilación folclórica. Con 24 años se unió a una compañía teatral, la Compañía de Mimos de Noisvander, e inició los estudios de actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. A modo de anécdota, como no tenía dónde dormir, pernoctaba en inmediaciones de la escuela.
En 1957, ingresó en el conjunto folclórico Cuncumén y conoció a la cantautora Violeta Parra, quien lo animó a continuar su carrera musical.
Con 27 años, en 1959 dirigió su primera obra de teatro: Parecido a la felicidad, de Alejandro Sieveking, haciendo giras por varios países latinoamericanos. Como solista del grupo folclórico Cuncumen, grabó su primer disco, un sencillo que contenía dos villancicos chilenos. Al año siguiente, participó como asistente de dirección en el montaje de la obra teatral La viuda de Apablaza, de Germán Luco Cruchaga, cuyo director era Pedro de la Barra, y dirigió la obra La mandrágora, de Maquiavelo. En 1961, y como director artístico del grupo Cuncumén viajó por Países Bajos, Francia, Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia, Rumania y Bulgaria.
En 1961 compuso su primera canción, Paloma quiero contarte y continuó trabajando como asistente de dirección en el montaje de La madre de los conejos, de Alejandro Sieveking. Al año siguiente, en 1962, dirigiría para el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile (ITUCH) la obra Ánimas de día claro, también de Sieveking.
Grabó con Cuncumén el LP Folclore chileno, con dos canciones propias: «Paloma quiero contarte» y «La canción del minero», en la época en que comenzó a desempeñar la función de director en la Academia de Folclore de la Casa de la Cultura de Ñuñoa, labor que desempeñaría hasta 1968. Desde esa época, y hasta 1970, formó parte del equipo estable de directores del ITUCH, además de trabajar, entre 1964 y 1967, como profesor de actuación en la universidad.
También llevó a cabo, bien como asistente de dirección o como director, varios montajes, entre ellos uno para el canal de televisión de la Universidad de Chile, realizando además una gira por Argentina, Uruguay y Paraguay con la citada Ánimas de día claro, de Sieveking. En 1963 fue asistente de dirección de Atahualpa del Cioppo en el montaje de El círculo de tiza caucasiano, de Bertolt Brecht, protagonizada por Marés González para el ITUCH.8
Compaginó su actividad teatral con la composición musical, y en 1965 dirigió La remolienda, de Sieveking, así como el montaje de La maña, de Ann Jellicoe, por las que recibió el Laurel de Oro y el Premio de la Crítica del Círculo de Periodistas.