El director se inició en el mundo del cine de la mano de Luchino Visconti, como ayudante de dirección en tres de sus mejores películas “La terra trema” (1947), “Bellissima” (1951) y “Senso” (1952), donde confiesa que nació su pasión por el séptimo arte.
Zeffirelli dirigió clásicos como “La boheme” (escenificación de la ópera de Puccini, en 1965); “La fierecilla domada” con Richard Burton y Elizabeth Taylor 1966; “Romeo y Julieta” con Michael York y Laurence Olivier (1968); “Hermano Sol, hermana Luna” (1971); “Campeón” con Jon Voight, Faye Dunaway y Nicky Schrodeer (1978); “Amor sin fin” con Broke Shields (1981) y “Té con Mussolini” (1999), en la que relata su infancia.
Mantuvo una gran amistad con la soprano María Callas, a quien le dedicó la película “Callas for ever” (2002) y que confesó fue la única mujer de la que estuvo enamorado.
También fue muy activo en el mundo del teatro y de la ópera como director escénico e incluso diseñador de vestuario. En 1959 dio el gran salto al Covent Garden de Londres, con las puestas en escena de “Pagliacció y “Lucia de Lammermoor”.
Como director teatral realizó muchas óperas en los principales teatros líricos de Austria, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, además de los dos principales coliseos italianos, La Scala y la Opera de Roma y en la Arena de Verona.
Para la televisión filmó “Jesús de Nazaret” (1977), en varios episodios rodados en Marruecos y Túnez, y que contó con la aprobación de la Iglesia y el rechazo del Partido Comunista italiano; “Días de destrucción” (1966), y “Fidelio” (1970) y la “Misa Solemnis” (1971), de Beethoven.
Entró en el Parlamento de la mano del partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, y se confesaba conservador por “desesperación anticomunista”.
Franco Zeffirelli murió como consecuencia “de una larga enfermedad, que se agravó en los últimos meses”, añadieron medios de comunicación locales citando a fuentes de la familia del cineasta.