El debate sobre la eutanasia está más presente que nunca en España, sobre todo después de que el Parlamento de Cataluña aprobara casi por unanimidad llevar al Congreso español una ley para despenalizar esa medida.
Álvara Gándaro es médico en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, trabaja con enfermos terminales desde hace más de tres décadas y recuerda que en España hay 75.000 pacientes que mueren todos los años con dolor, sin apoyo social ni económico y sin tener cuidados paliativos. Sin embargo, no cree que la eutanasia sea la solución porque considera que es contraria a la ética médica y subraya que no le educaron para acabar con las vidas de sus pacientes.
En cambio, los activistas que están a favor de la despenalización de la eutanasia en España exigen alternativas y se preguntan hasta cuándo las personas tendrán que conseguir un fármaco letal en el mercado negro para morir clandestina.
En 2005, el doctor Marco Hourmann inyectó cloruro de potasio a una mujer que padecía cáncer de colon y, junto con su hija, le pidió que acabara con el sufrimiento ocasionado por esa enfermedad. Tras una pesadilla judicial se convirtió en el primer médico condenado por eutanasia en España. Le acusaron de homicidio imprudente y aceptó la condena para no ir a la cárcel y no ser inhabilitado, pero asegura que no mató a nadie.
Es la última etapa de nuestra vida a la que a muchos les da miedo mirar, a la que prefieren ignorar. ¿Las personas están preparadas para ese momento? ¿Quién decide cómo morir?