Desde una estética de la economía verbal que mezcla las poéticas de los antiguos latinos, la de los indígenas precolombinos, los chinos y japoneses -además del hondo sentimiento bíblico de los Salmos y el Cantar de los cantares-, su palabra va al hueso de lo sensible para comunicar más y mejor.
“¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos. Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta estuvieron en las entrañas de una estrella. Somos polvo de estrellas (…) De las estrellas somos y volveremos a ellas”. Viene a la mente estos versos de la Cantiga 4 titulada “Expansión” de Cantico cósmico de Ernesto Cardenal, el gran poeta y sacerdote nicaragüense que murió a los 95 años este 1. de marzo en Managua.
Cardenal fue ministro de Cultura de la revolución sandinista y una destacada voz de la teología de la liberación, que será recordado por creer en la revolución, el marxismo y el cristianismo contra viento y marea, una especie de suprema “herejía” acaso ratificada por la amonestación en público que recibió del papa Juan Pablo II.
Ernesto Cardenal fue poeta, sacerdote, teólogo, escritor, traductor, escultor y político nicaragüense. Fue conocido, ante todo, por su obra poética, que le mereció varios premios internacionales. Fue uno de los más destacados defensores de la teología de la liberación en América Latina y ministro de cultura del gobierno surgido de la Revolución Nicaragüense, tras su triunfo el 9 de julio de 1979, hasta 1987.