Un coronel congolés ha sido condenado en un tribunal del Congo a diez años de prisión en relación con el asesinato de la experta sueca de la ONU Zaida Catalán (36) y sus dos compañeros en 2017.
El coronel Jean de Dieu Mambweni fue sentenciado a prisión y a trabajos forzados este sábado, escriben los medios suecos. No fue condenado por complicidad en los asesinatos en sí, sino por negligencia en el servicio, entre otras cosas por no haber ayudado a personas en peligro y por no seguir instrucciones.
La experta sueca de la ONU Zaida Catalán investigó violaciones de derechos humanos en la provincia central de Kasaï en el Congo con su homólogo estadounidense Michael Sharp y el asistente local Betu Shintela cuando fueron secuestrados y asesinados en 2017.
Un total de 54 personas han comparecido ante el tribunal en el caso. Un periodista y un jefe de policía fueron absueltos mientras que los veredictos de los demás aún no han llegado, pero se espera que estén listos dentro de muy poco.
La fiscalía ha presentado una demanda de pena de muerte para 51 de los 54 imputados.
Se cree que el grupo de milicianos Kamuina Nsapu estuvo detrás del secuestro y los asesinatos de las tres personas, dos de ellos funcionarios de la ONU.
El cuerpo de Catalán fue encontrado decapitado en una tumba junto al de su compañero, en el marco de la cuarta visita que realizaba a la nación.
Zaida Catalán estaba trabajando en la ciudad de Kananga en representación de la ONU como era habitual. No obstante, su mamá Maria Morseby, dijo al medio sueco Dagens Nyheter que “quería tener una vida más normal, por lo que esta iba a ser su última misión”.
Catalán nació en Suecia luego de que su padre, Mario Catalán, recalara en la nación escandinava tras ser exiliado durante el golpe militar de 1973.
Se tituló de abogada en la nación europea, fue candidata al parlamento europeo y consejera en Estocolmo. Además, era reconocida por su rol en contra de la violencia sexual en la Comunidad Europea.
Su muerte generó impacto tanto en Chile como en Suecia, siendo en esta última nación el propio primer ministro quien lamentara lo sucedido cuando se confirmó su muerte.
“Trabajó incansablemente por la paz y justicia, arriesgando su propia vida para salvar a otros”, dijo la autoridad sueca Stefan Löfven en ese momento.