A escasos días de comenzar la Cumbre del Clima en Glasgow (COP26), el Programa para el Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) ha presentado hoy su esperado Informe anual sobre la Brecha de Emisiones de gases de efecto invernadero, denominado The Heat Is On, que compara las reducciones de emisiones prometidas por los países y las necesarias para cumplir el Acuerdo de París.
El trabajo revela que las actuales contribuciones determinadas a nivel nacional (CDNs), que cada país se comprometió a entregar y a ir mejorando para lograr una reducción sustancial de las emisiones de CO2, no son suficientes en la actualidad para lograr el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 ºC.
Según el informe, los compromisos climáticos del momento solo suponen una reducción adicional del 7,5 % de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero previstas para 2030, en comparación con la ronda de compromisos entregados anteriormente.
Los expertos recuerdan que se necesitan disminuciones del 30 % de las emisiones para mantenerse en la senda de 2°C y del 55 % para 1,5°C. “El panorama que dibuja el informe es desolador: menos de la mitad de las CDN recibidas de los gobiernos es realmente más ambiciosa que la primera ronda presentada en 2015 o 2016”, recalca Joanna Depledge, investigadora en Centro para el Medio Ambiente, la Energía y Gobernanza de los Recursos Naturales de Cambridge (Reino Unido).
“El cambio climático ya no es un problema del futuro. Es un problema de ahora”, recuerda Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA. Compromisos a medias A 30 de septiembre de 2021, solo 120 países, que representan algo más de la mitad de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, comunicaron sus nuevas NDC. Solo tres miembros del G20 anunciaron nuevas promesas de mitigación para 2030.
Para tener alguna posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, el mundo tiene ocho años para reducir las emisiones anuales en 28 gigatoneladas adicionales de CO2 equivalente (GtCO2e), además de lo prometido en las NDC actualizadas y otros compromisos para 2030. Para poner esta cifra en perspectiva, se espera que solo las emisiones de dióxido de carbono alcancen las 33 gigatoneladas en 2021. Si se tienen en cuenta todos los demás gases de efecto invernadero, las emisiones anuales rondan las 60 GtCO2e.
Los expertos coinciden en recalcar que el trabajo, que va por su duodécima edición, muestra una flagrante contradicción con el espíritu del Acuerdo de París: “Varios países del G20 han enviado CDN actualizadas que no son mejores que su oferta anterior (Australia, Brasil y México), o son tan débiles que no requieren más medidas políticas (Rusia)”, lamenta Depledge.
De este modo se desvelan dos principales lagunas. La primera se observa en la brecha de la ambición entre las promesas de los países y los recortes necesarios para cumplir sus objetivos. “La segunda, aún más preocupante, es una brecha de implementación: muchos grandes emisores ni siquiera están en camino para cumplir sus compromisos nacionales existentes”, continúa la experta.
Según Piers Forster, profesor de Cambio Climático y director del Centro Priestley de la Universidad de Leeds (Reino Unido), “esto presenta un panorama demasiado sombrío. Es cierto que la brecha de emisiones para 2030 sigue existiendo, pero si se observan sus cifras, se ve que la brecha en los objetivos de emisiones a más largo plazo está casi cerrada”.
Muchos de los países del G20, incluido el Reino Unido, tienen todavía que entregar sus CDNs. “Estos planes nacionales demuestran que el coste de la acción es mucho menor que el de la inacción, por lo que nos lo jugamos todo en la COP para cerrar aún más estas brechas”, añade Forster.