La semana pasada, el Banco Central de Rusia estableció una paridad fija entre el rublo y el oro para “equilibrar la oferta y la demanda en el mercado nacional de metales preciosos”. En este contexto, el organismo se comprometió desde el 28 de marzo hasta el próximo 30 de junio a comprar oro a las instituciones de crédito a un precio fijo de 5.000 rublos por gramo.
Esta medida podría tener enormes implicaciones para la moneda nacional rusa, el dólar estadounidense y el conjunto de la economía global en el caso de que Moscú adopte la decisión de vender sus materias primas en rublos, afirma Ronan Manly, analista de metales preciosos de BullionStar, principal distribuidor de lingotes de Singapur.
Con esta paridad fija entre el rublo y el oro y la decisión de Moscú de aceptar los pagos por el suministro de gas ruso solo en rublos, el hidrocarburo ahora también queda vinculado al oro a través del rublo, por lo que Rusia podría comenzar a aceptar oro directamente como pago por sus exportaciones de gas, lo que se podría aplicar también al petróleo o cualquier otra materia prima, indica el analista.
“Lo que estamos viendo en este momento parece el nacimiento de un nuevo sistema monetario multilateral respaldado por oro y materias primas”, señala Manly, apuntando que también sería “el comienzo del fin de ese sistema de 50 años” de la era del petrodólar, que “solo ha sido posible gracias al uso continuado mundial de dólares estadounidenses” para comerciar con petróleo.
“Los países gigantes del mundo con fuertes materias primas, como China y las naciones exportadoras de petróleo, ahora pueden sentir que es el momento de pasar a un nuevo sistema monetario más equitativo”, sostiene.