«Nos propusimos averiguar si América Latina es un simple campo geográfico donde conviven veinte Naciones diferentes o si, en realidad, estamos en presencia de una Nación mutilada, con veinte provincias a la deriva, erigidas en Estados más o menos soberanos.» ( Jorge Abelardo Ramos, del libro «Historia de la Nación Latinoamericana» )
América Latina o Latinoamérica es un concepto étnico-geográfico aparecido en el siglo XIX para identificar una región del continente americano con habla mayoritaria de lenguas derivadas del latín (principalmente español o portugués y en menor medida francés).
El continente americano (tambien incluyendo el caribe) ha sido colonia de España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra.
La delimitación precisa de la región es variable. En todos los casos, agrupa a países cuya lengua oficial es el español o el portugués (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela). Algunos incluyen a países francófonos como Haití o la Guayana francesa, sin tomar en cuenta aspectos culturales, pero por esa misma razón también se debate la inclusión de Belice (país de habla inglesa, pero con una fuerte presencia del idioma y cultura española). En Norteamerica estaria la región francófona de Canadá, los estados y posesiones hispanohablantes de Estados Unidos, en especial Puerto Rico e Islas Vírgenes de los Estados Unidos y las posesiones francesas en América y Caribe (Guadalupe, Guayana Francesa, Martinica, San Bartolomé y San Martín). Su superficie es de 22 222 000 km2, con 626 000 000 habitantes, con 20 paises en total que componen este hermoso continente.
De los tres idiomas que definen a América Latina, el español y el portugués son los predominantes, quedando el francés como idioma de solo un 3% de la población de la región. Derivado de la expresión se ha extendido el gentilicio «latino» para hacer referencia a personas de cultura latinoamericana.
La región comprende más de veinte millones de kilómetros cuadrados de superficie, que corresponden aproximadamente al 13,5% de la superficie emergida del planeta. Por su extensión, América Latina presenta una gran diversidad geográfica y biológica. En ella se encuentran prácticamente todos los climas del mundo y es el hogar de numerosas especies animales y vegetales. Cuenta también con algunos de los mayores ríos del mundo e importantes recursos alimenticios, energéticos y minerales, entre los que destacan sus yacimientos de petróleo, cobre, litio, oro y plata.
El concepto «América Latina» ha sido cuestionado como eurocéntrico por diversos estudiosos y movimientos debido a la exclusión que el mismo hace de una gran cantidad de idiomas y pertenencias étnicas, entre ellas las de los pueblos originarios y afroamericanos, mayoritarias en varios países y regiones de la llamada América Latina.
Tomando en cuenta solo el idioma, el término correcto sería Hispanoamérica, si se refiriese a los países hispanohablantes, o Iberoamérica, englobando también a Brasil, ya que Latinos son los originarios de la región del Lazio, en Italia, y por extensión, aquellos países con lenguas derivadas del Latín. Pese a estos cuestionamientos también se pueden encontrar otras razones lógicas y valederas al concepto de Latinoamérica que complementan las definiciones inicialmente conocidas. Pero en la actualidad, ninguno de estos terminos son bienvenidos por los defensores del origen de Latinoamerica o por los pueblos originarios de nuestro continente.
El término «Latino» correctamente usado en ámbitos culturales define al individuo que pertenece a los pueblos europeos con idioma y herencia étnica-cultural en la Antigua Roma (como España, Francia, Italia, Portugal y Rumanía,) y compuesta la palabra «Latinoamericano» haciendo referencia al continente, se encuentran otros fundamentos; las corrientes migratorias de los últimos siglos muestran que (aparte de otras corrientes menores) no solo llegaron más españoles y portugueses a establecerse en los diferentes países de la región, sino también millones de italianos a lo largo del continente, por supuesto esto es más evidente en países como Argentina, Uruguay y Brasil. En el siglo XX, por ejemplo los inmigrantes portugueses no solo se establecieron en territorio brasileño sino también en países como Venezuela entre otros.
Etimológicamente, la denominación «latino» es un gentilicio que originalmente indicó pertenencia al Latium, región de la Antigua Roma. Posteriormente, aquel significado inicial fue extendido a cualquier persona hablante de una lengua derivada del latín romano, es decir lo que se conoce como lenguas romances, como el italiano, francés, español, portugués, rumano, gallego, catalán, etc
Obviamente aparte de la población Afrodescendiente (que forma parte vital de la cultura y población) y de los países europeos nombrados hay una importante población minoritaria con orígenes en otros países europeos, árabes, asiáticos, entre otros como es normal en cualquier lugar del mundo. Con estos datos se puede determinar que la base principal étnica y cultural de América Latina está compuesta por cinco procedencias: Amerindia, Europea Latina y Africana, mundo Árabe, y Asia, nombrando así (en términos generales) a los individuos que la componen como «Latino-americano» y «Afro-latino-americano» respectivamente.
La expresión América Latina o Latinoamérica tiene varios usos y connotaciones divergentes:
En su acepción más simple, «América Latina» suele referirse exclusivamente a los países de habla española y portuguesa del continente americano, incluyendo a Puerto Rico, aunque sea un Estado Libre Asociado de los Estados Unidos de América. Esta acepción sería sinónimo de Iberoamérica, pero suele considerarse incompleta al excluir territorios que sin ser específicamente de habla hispana o portuguesa, culturalmente pueden considerarse latinos.
En su acepción más generalmente aceptada, englobaría también a los países de habla francesa, es decir, Haití, los territorios franceses de ultramar en América y la Isla Clipperton. Según la definición de la Real Academia Española, «América Latina» es el conjunto de los países americanos que fueron colonizados por naciones latinas, es decir, España, Portugal o Francia. De acuerdo al Diccionario Panhispánico de Dudas, para referirse exclusivamente a los países de lengua española es más propio usar el término específico Hispanoamérica o, si se incluye Brasil, país de habla portuguesa, el término Iberoamérica.
Otra acepción menos aceptada englobaría también aquellos territorios de Norteamérica en los que las lenguas latinas tienen carácter oficial o predominante, esto es, los estados de California, Arizona, Nevada, Nuevo México, Texas y Florida en EE. UU., donde hay una presencia importante del español, y los territorios francófonos de Quebec, Nuevo Brunswick, Manitoba y Ontario en Canadá y Luisiana en EE. UU.
Una variante de la anterior es la de incluir aquellos territorios que pueden considerarse como culturalmente latinos o con una presencia importante de la cultura latina, pero excluyendo los territorios que culturalmente serían más próximos a la cultura angloamericana. Así, se incluirían los anteriores territorios de Norteamérica con presencia importante del español, pero se excluirían los territorios francófonos de Norteamérica por ser culturalmente más próximos a la cultura angloamericana que a la latina, a pesar del idioma. En este caso, algunos incluyen a Belice y a las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, ya que aunque tienen el inglés como lengua oficial, tienen una fuerte presencia del español y de la cultura latinas.
En ninguna acepción se incluye a los países de lengua no latina, salvo lo indicado para Belice y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos. Estos países no incluidos son Surinam, Guyana y diversos países del Caribe de habla inglesa y neerlandesa. En la jerga internacional geopolítica es común usar el término compuesto América Latina y el Caribe para designar a todos los territorios del Hemisferio Occidental que se extienden al sur de los Estados Unidos, incluyendo a los países anteriores.
Las expresiones Latinoamérica y América Latina, a pesar de ser comúnmente aceptados por la población de los países a los que se refiere, tienen sus detractores, en especial entre los grupos hispanistas, indigenistas y antirracistas: los primeros por dar prioridad a la influencia española y los dos últimos por considerar que se trata de un término eurocentrista impuesto por los colonizadores, ya que jamás podrían considerarse de origen latino ni los indígenas, ni los afroamericanos, decisivos cuantitativa y cualitativamente en la composición de la población. Incluso en muchos casos los indígenas no hablan idiomas «europeos».
Como concesión ante estas críticas, en la actualidad se utilizan otras palabras como Hemisferio, Hemisferio Occidental o las Américas, en plural. También se cuestiona el uso del término «hemisferio», pues puede referirse a cualquier parte del mundo y también porque, como sucede con «hemisferio occidental», implica una disolución de la propia identidad americana.[cita requerida] Adicionalmente, las naciones y pueblos no latinos del Caribe consideran que la expresión «América Latina» no los abarca, porque no hablan una lengua ‘romance’. De hecho, incluso autores brasileños como Nélida Piñón dudan de que el nombre abarque a su país, por no ser hispano.
Simon Bolivar- libertador o dictador?
El uso mismo del nombre «América» ha sido históricamente controvertido. A principios del siglo XIX, el líder independentista Simón Bolívar quiso llamar a toda la región «Colombia», en honor a Cristóbal Colón. Según el parecer del Libertador, Colón tenía más mérito que Américo Vespucio para dar nombre al continente («América» se hizo popular en Europa por las cartas geográficas de Mercator, primeros planos de América que salían de España hacia el resto de Europa).
Antiguamente, se utilizaba el término «Indias Occidentales» para nombrar al continente. El subcontinente sur también era llamado «América Meridional» o «América del Mediodía». En cuanto al subcontinente norte, la Nueva España era también conocida como la «América Septentrional», México se declaró independiente con ese nombre durante el Congreso de Anáhuac en 1813.
El término latinoamericano también es criticado en cuanto a que, según muchos estudiosos, parece integrar de manera forzada a las colonias francesas que en poco se parecen histórica y culturalmente al resto de las regiones latinoamericanas, debido a la política de Napoleón III durante la intervención francesa en México (1862-1867), que según él justificaba el establecimiento de un «Imperio Latinoamericano» bajo la influencia francesa.
El escritor mexicano Carlos Fuentes, por su parte, acuñó la variante «Indo-Afro-Ibero América» en su libro Valiente mundo nuevo (1990). Sin embargo, apuntar contemporáneamente a la península Ibérica (España y Portugal) como único integrador de la población de estos países americanos excluye a la gran población de inmigrantes originarios de otros países y continentes, como Europa (en particular Italia y Alemania), África y Asia (Armenia, Líbano, Oriente Medio, China, India, Japón).
Una vez obtenida la independencia de España y Portugal durante el siglo XIX, nuevos grupos de inmigrantes pasaron a conformar la población de muchos de estos países y se mezclaron con los grupos de población existentes en las diferentes regiones de América. Además, hoy existe un gran número de inmigrantes en la población procedentes tanto de Canadá como de los Estados Unidos u otros países de América.
Va cobrando fuerza en ámbitos internacionales una nueva postura teórica sobre la «América Latina», que se vincula más a aspectos antropológicos y sociológicos que al lingüístico, y parte del concepto «horizonte cultural».
Se entiende por este último al espacio geográfico y temporal en el que prevalecen pautas culturales comunes, las cuales pueden incluir la utilización de una lengua determinada. En este sentido, los partidarios de esta postura entienden que países del Caribe, Centro y Sudamérica como Jamaica, Surinam, Barbados o Belice son parte de América Latina, ya que las pautas culturales de la población de los mismos poseen similitudes con otros países latinoamericanos, diferenciándose de las prácticas de las naciones de América Anglosajona, a la que ven como otro horizonte cultural.
Asimismo, la región francófona de Canadá (pese a que el francés es una lengua latina) la incluirían en la América Anglosajona, por los mismos motivos anteriormente expuestos. Entre los partidarios de esta postura encontramos a reconocidos estudiosos, como Miguel Rojas Mix, Ricardo Méndez, Pedro Cunill Grau, John Cole, Rodolfo Bertoncello, Diego M. Ríos y Andrea Salleras.
La idea de «América Latina» apareció en el siglo XIX y presupone que la región debe definirse a partir de categorías europeas, en particular «lo latino». Por lo tanto, en rigor, no puede haber una historia de América Latina anterior al 12 de octubre de 1492 (segun este termino). Adicionalmente y debido a la naturaleza étnico-geográfica de la noción, tanto las culturas indígenas como afroamericanas no están incluidas en el concepto. Finalmente, desde 1492 hasta el presente, la presencia latina en el continente ha ido cambiando geográficamente y continúa cambiando, de modo tal que territorios que hace unos siglos pertenecían a América Latina, hoy ya no pertenecen y viceversa.
El concepto de una América culturalmente «latina» por oposición a otra América «anglosajona» fue introducido por el político y economista francés Michel Chevalier en Cartas sobre América del Norte, un libro que publicó en 1836 tras viajar por los Estados Unidos, México y Cuba, aunque sin usar la expresión «América Latina». Los hispanoamericanos comenzaron a utilizar el adjetivo «latino» en el mismo sentido a comienzos de la década de 1850, prefiriéndolo al más acotado adjetivo «hispano» debido a la connotación colonialista que este término tenía para los americanos de la época.
El primer autor que combinó las palabras «América» y «Latina» en un mismo término fue el filósofo y político chileno Francisco Bilbao, el 22 de junio de 1856, en una conferencia en París en la que leyó su texto «Iniciativa de la América: Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas». En el texto propone la creación de una confederación de repúblicas de la región como alternativa para buscar un modelo de desarrollo que tenga en cuenta las características propias de su población y su geografía, además de poder hacer frente a proyectos imperialistas foráneos. Un año más tarde, el escritor colombiano José María Torres Caicedo también usó el término en el poema «Las dos Américas», publicado en la revista El Correo de Ultramar, de París, el 15 de febrero de 1857, donde afirma que los países de la región debían unirse en un frente común para preservar su territorio y de su modelo democrático.
En ese sentido, resulta importante destacar que la expresión «América Latina» nace como término específico para diferenciar una región del mundo ubicada en América que ha sido frecuentemente objeto de proyectos expansionistas y coloniales estadounidenses y europeos, por lo que es preciso tener los eventos históricos específicos que Bilbao y Torres Caicedo mencionan para entender la genésis del término.
No en vano los historiadores que rastrearon los primeros usos del término «América Latina», el uruguayo Arturo Ardao y el chileno Miguel Rojas Mix, afirmaron que desde su origen mismo la expresión «Latinoamérica» ha tenido connotaciones anti-imperialistas y anti-colonialistas.
Entre otros eventos históricos contemporáneos a los autores que tanto Bilbao como Torres Caicedo mencionan como argumento central de sus propuestas, el más evidente y recurrente en ambas obras es la Guerra Estados Unidos-México, donde este último país perdió más de la tercera parte de su territorio.
Ambos autores también hablan del peligro de perder el istmo de Panamá. Torres Caicedo también hace mención expresa de la invasión de Nicaragua, donde el ‘filibustero’ estadounidense William Walker trató de crear una colonia de habla inglesa y reinstaurar la esclavitud, abolida hacía ya tres décadas en ese país. Seis años después de «Iniciativa de la América», Bilbao continuaría además con su proyecto anti-colonialista al escribir «La América en peligro» (1862), donde se opuso tajantemente a la invasión francesa de México. En ese sentido, Miguel Rojas Mix afirma que «Bilbao no sólo antecede a otros pensadores en la utilización de la expresión ‘América latina’, también es precusor en la significación que este concepto va a adquirir más tarde en el lenguaje de las izquierdas latinoamericanas. En él, el concepto se acuña en un pensamiento anticolonialista, antiimperialista y de un proyecto de sociedad socialista».
Como derivación de la expresión «América Latina», se ha extendido mundialmente el uso del término «latino» (una abreviación del término «latinoamericano» aceptada como adjetivo y sustantivo por el Diccionario de la lengua española de la ASALE y la RAE) para referirse a personas o pertenencias de la región con una apelación específica que, a diferencia de «hispanoamericano», también incluye a los habitantes de Brasil y Haití, donde se hablan otras lenguas romances y habita la tercera parte de la población de América Latina.